viernes, 3 de abril de 2009

Retenciones y gasto publico


Anoche pude ver una entrevista realizada en el programa “Tres Poderes” a Roberto Feletti, vicepresidente primero del Banco Nación. El Sr. Feletti se presento en el programa como un economista afín al gobierno dispuesto a explicar las medidas políticas adoptadas por el oficialismo (llamativamente en la pagina del Banco Nación aparece como contador y no como economista). El argumento que mas me llamo la atención durante esta entrevista fue uno relacionado con las retenciones a las exportaciones que gravan a la producción agrícola. Según el entrevistado los sectores que piden una baja de las retenciones, son sectores que en el fondo piden la política del ajuste porque eso implicaría bajar jubilaciones, salarios públicos, etc. A mi entender, esta afirmación (dado que los pedidos del agro, a mi entender, son justificados) deja en evidencia la necesidad del sector publico de conseguir crédito para atacar ambos frentes. El problema es claro, si se dejan las retenciones en este, nivel el sector agropecuario se verá seriamente afectado debido a la baja de los precios y esto generara una caída de la demanda laboral de todo el sector y presiones a la baja de los salarios (que creemos rígidos o inflexibles a la baja). Esto desembocará en despidos, que sumados a la baja de la rentabilidad, llevaran a presiones deflacionarias o, lo que es lo mismo (dado el contexto inflacionario), que la inflación no alcance la estipulada por los gremios en las últimas negociaciones colectivas. Por otro lado, si se bajan los gastos en jubilaciones u otras erogaciones del sector público, esto por si mismo generara la presión deflacionaria. En ambos casos, las presiones deflacionarias generaran un aumento del desempleo, que se sumara a los efectos iníciales sobre el sector desfavorecido por las políticas públicas (ya se el campo o los receptores del gasto púbico financiado con las retenciones).

Seguramente, a esta altura de la descripción del escenario que creo que se viene si no se consigue crédito público, habrán notado que hablo de una relación entre el nivel de precios y el nivel de empleo. Esto se debe a que los salarios son fijados mediante acuerdos salariales que no se llevan a cabo todo el tiempo. Debido a esto, si los precios son menores a los que se esperaban cuando se realizo el acuerdo, el salario real de equilibrio queda por debajo del pactado y se crea o aumenta el desempleo involuntario.

Acá podemos ver un grafico del mercado de trabajo que demuestra lo que explique anteriormente. Ante una caída en la demanda, que es un corrimiento de la curva, como el salario no cambia, se crea una diferencia entre la cantidad de trabajo ofrecida a ese salario y la cantidad demandada. Esta diferencia, que en el grafico se ve como L0-L1, es desempleo involuntario.

Por último, queda analizar cómo fueron las políticas públicas de los últimos años. En mi opinión, esto depende de que tan permanente era el aumento del precio de los bienes agropecuarios que se experimento durante esos años. Si estos estaban en un nivel record y dicho aumento no iba a durar, no tenía sentido gastar los recursos de las retenciones, ya que cuando los mismos bajaran aparecería esta necesidad de endeudamiento y esto repercutirá en una caída de las prestaciones públicas futuras para pagar la nueva deuda. Si que los mismos estaban en un promedio, o por debajo del mismo, basado en los precios futuros, si tenía sentido gastar dichos recursos ya que la deuda podrá ser pagada cuando los precios superen en el futuro dicho promedio. Desde mi punto de vista, y creo que es la visión más aceptada, los precios de los últimos años tuvieron mucho que ver con factores “no reales” (especulativos o monetarios) y estuvieron por encima de los valores futuros. Por eso se debió haber ahorrado para que ante una caída de los precios, las retenciones se pudiesen haber bajado para que el precio percibido por los productores no cambiara y que no hubiese una caída de la demanda laboral y de los beneficios, sin tener la necesidad de endeudarse o bajar el gasto público. Esto no implica absolutamente nada (ni bueno, ni malo) sobre el nivel de retenciones con los que se deben gravar al campo con propósitos redistributivos, simplemente que estas transferencias deben hacerse mirando los precios promedio.

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