Uno de los propósitos que persigo con este blog, creo que el principal, es explicar por que desde mi punto de vista hay que abordar los temas de política económica desde una visión sin prejuicios. Las políticas públicas ideales las determina el contexto, por lo cual deberíamos desconfiar de cualquier persona que nos venga con una “regla de oro” para discriminar las buenas iniciativas de las malas. Estas “reglas de oro” suelen ser el resultado de posturas dogmaticas que no reconocen la importancia de las particularidades de cada situación y terminan sometiendo a la población a malas políticas consecuencia de generalizaciones infantiles. El otro aspecto importante, para finalizar con esta especie de declaración de principios, es entender que distintas propuestas pueden perseguir los mismos objetivos, no hay una medida inequívoca para alcanzar cada horizonte factible y por esto no se puede descalificar a todo el que opina distinto porque no persigue el mismo “noble” objetivo. Como resumen, a la hora de evaluar políticas o escuchar debates no debemos caer en simplificaciones producto de anteojeras ideológicas ni tampoco hacer juicios de valor sobre las partes que no nos permitan escuchar sus argumentos.
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