Entre a Drenaje, un blog que hace mucho que no visitaba pero no por eso deja de tener material muy interesante (además tiene algo que lo distingue del resto de los blogs de economía), y me encontré con este bueno post (el ultimo que tienen publicado). Me encanto una declaración de Friedman que transcriben en el artículo en cuestión. La copio a continuación:
El caso de la prohibición de las drogas es exactamente el mismo que prohibir a la gente comer más de lo debido. Sabemos que el sobrepeso causa más muertes que las drogas. Si en principio está bien que el gobierno diga que no debemos consumir drogas porque nos pueden dañar, ¿por qué no sería correcto que nos diga que no debemos comer demasiado porque nos puede dañar? ¿Por qué no sería correcto que nos diga que no hagamos paracaidismo porque nos podemos matar? ¿Por qué no estaría bien decir “Oh, esquiar no está bien, es un deporte muy peligroso, te harás daño”? ¿Dónde ponemos el límite?
No puedo estar más de acuerdo con estos dos párrafos. Es más, yo siempre doy ejemplos parecidos y siempre soy criticado por el “que tiene que ver tu ejemplo, es algo completamente distinto”. Creo que esta crítica es típica de quienes no pueden abstraer su mente y dejar de lado la moral que les fue inculcada en 5to grado, para ver que en el fondo es lo mismo. Claro, no pueden porque ya tienen inculcado el slogan “la droga es mala y, consecuentemente, debe ser prohibida”, y cuando uno les pregunta por qué, contestan “porque si, es mala”. Sinceramente, es algo que me amarga mucho cuando la gente no entiende este tipo de ejemplos, por más que también es reconfortante cuando la gente a la que uno considera inteligente si los entiende o, aun más, cuando uno ve que algún gran pensador (Milton) los usa.
En fin, creo que se trata de una buena cita para terminar el 2009 y empezar el 2010 pensando un poco. A ver si volvemos, como sociedad, a ese principio organizador esbozado por Stuart Mill en “Sobre la libertad” tan dejado de lado que, paradójicamente, está presente en nuestra Constitución Nacional. Eso si, no cometamos el error de Czudnowsky, no lo hagamos por una moda, sino por el valor de la justicia. Intentemos hacer el ejercicio mental de ponernos en el lugar de las minorías cuyas preferencias son prohibidas pensando como nos sentiríamos si las nuestras lo fueran porque simplemente las despóticas mayorías creyeran que están “mal” o, directamente, les molestaran por ir en contra de las suyas. No se, al menos yo me siento incomodo pensándome como parte de una masa de déspotas.
Para el 2010 me comprometo a intentar conseguir alguien que escriba con mayor idoneidad sobre estos temas y revitalizar a NGNP ¡Ya tengo pensado quien puede ser!