viernes, 23 de octubre de 2009

Las Devaluaciones Contractivas de Duhalde 2

Hace un tiempo, medianamente largo, escribí un post titulado “Las Devaluaciones Contractivas de Duhalde”. En dicho post, inspirado por este (link acá) paper de Krugman y Taylor sobre los efectos contractivos de las devaluaciones, analizaba los efectos de la mega devaluación del 2002. Resumiendo aquel post, uno de los propósitos (y quizás el menos cuestionado) de las devaluaciones es quitarle la presión a la baja de los precios de los bienes no transables (bienes que no se comercian internacionalmente, como los cortes de pelo), para evitar todos los típicos problemas. Mi punto era que con salarios inflexibles (es el supuesto vital y reconozco que es discutible), el efecto final podía ser el contrario al deseado. Esto se debia a que con el aumento de los precios de los bienes transables (lo contrario a los no transables) y el salario fijo, había dos efectos sobre la demanda de los bienes no transables. En primer lugar, el efecto sustitución la tiraba para arriba, ya que se habían vuelto relativamente màs baratos que los transables. El segundo efecto, y el importante, era el efecto ingreso que corría la demanda de estos bienes para abajo. El efecto es el siguiente, el ingreso real de los individuos cae ya que el nominal esta fijo y aumentan algunos precios (los precios de los bienes que se comercian internacionalmente por condiciones de arbitraje), esto produce un efecto que hace caer la demanda por todos los bienes, incluidos los no transables. En teoría, el efecto final sobre la demanda de los bienes no transables es incierto, no sabemos que efecto prima, si el sustitución o el ingreso, pero yo justifique por qué creía que podía primar el ultimo. En aquel post, también agregaba los efectos de las violaciones de contratos que sucedieron a la devaluación, que en el caso del Corralon fue como un “extra” de efecto ingreso.

En fin, el punto es que dicho analisis estaba incompleto, porque parte de esa renta que pierden los trabajadores producto de la devaluación es captada por los empresarios de los sectores transables (siempre antes de los efectos enunciados arriba, después también deberíamos pensar en los empresarios de los sectores no transables, pero como queremos ver medianamente hacia donde iremos a parar y no el resultado, no nos importa). Este nuevo efecto genera que haya que incluir a los empresarios en el análisis anterior. En el paper de Krugman y Taylor se argumenta que este sector tiene una propensión marginal a consumir menor que los asalariados y eso, conjuntamente con la transferencia de rentas, generan uno de los efectos contractivos de las devaluaciones (es un argumento típico, si le das un Dólar a un indigente se lo gasta seguro y si se lo das a un rico seguramente lo ahorre). El problema con este argumento es que es un poco pobre eso de las propensiones marginales a consumir, ya que los individuos enfrentan un horizonte infinito y esto genera que no todos los aumentos del ingreso generen un efecto similar, hay que distinguir entre transitorios y permanentes (algo así como la Critica de Lucas). Mi punto es que los resultados de ese supuesto de las propensiones marginales a consumir, muchas veces malo, se mantienen para la Argentina del 2002 si uno utiliza la teoría del ingreso permanente y le suma una fricción en el mercado de crédito, que no creo que escandalice a nadie dado ese contexto. Empecemos por los empresarios, la experiencia les ha enseñado a los empresarios Argentinos que los efectos de las devaluaciones son transitorios y, a lo sumo, duran unos años. Eso es lo mismo a decir que el aumento del ingreso que perciben es transitorio, y eso hace que el consumo crezca en una proporción mucho menor que el ingreso. Esto se debe a que los individuos intentan suavizar el consumo a lo largo de su vida, por lo cual ese aumento transitorio lo van consumiendo de a poco a lo largo de su vida. Con respecto a los asalariados, la caída del ingreso también es transitoria y, al intentar suavizar el consumo, querrían dividir esa caída a lo largo de su vida y que el consumo caiga mucho menos que el ingreso. El problema es que para eso, muchos necesitan pedir prestado y el sistema financiero argentino estaba colapsado en el 2002. Este impedimento hace que no les quede otra que dejar caer su consumo en la misma magnitud que la caída de su ingreso. Entonces, para este caso la propensión a consumir de los empresarios es mucho menor que la de los trabajadores y tenemos el mismo efecto que Krugman y Taylor pero usando un modelo más sofisticado.

¡Perdon por extenderme tanto!